jueves, 31 de marzo de 2011

SONETOS METÁLICOS por Rodrigo Alemany











I

Noche incierta sobre el rincón callado,

enhiesto túnel en la mente,

flor ajada tras negro pasado,

amor, ausencia y luz siguiente;

como lirios viajando en verde vado,

camina herido sobre el puente,

la lluvia roja limpia su estado,

cruz, campana y vuelo serán su fuente.

Vuela invierno y estío de lo humano,

deshazte en mil pedazos en cualquier lugar,

avanza como tiempo ciudadano,

y señala, sin rodeos, el lugar,

tierra, piedra y silencioso arcano,

eterno amor como vino sin lagar.

II

La madera en caballo puede romper

lo que primavera tras fría estación,

llanto de hojas por antigua emoción,

náyades fantásticas que ansían volver.

Fue la desazón del niño al cantar

la distancia entre lira y emoción,

el vacío del viaje a otra estación

donde los cuerpos hierven al saltar;

y cada paso es tiempo y vado,

tono y cuerda, razón y voluntad,

como letras suscritas al pasado,

como estrofa que anuncia tempestad,

al reconocer el polvo borrado,

viento y piedra, poema y libertad.

III

Traum

Humo negro, terraplenes, tormenta,

grito de perros, fondo, filigrana

y la voz del mundo acre sedimenta

sangre, azul y cuerpo de campana.

Estamos vivos en la mar violenta,

dentadura, brazos, besos, mañana,

y de nuestra boca sale menta

savia verde y rigor de la manzana;

sólo un túnel de paz en el momento

bajo el declive incierto de la caza

llamado sueño, noche, firmamento,

arteria iluminada de la casa,

fuera del insípido elemento,

labio, amor y voz como una plaza.

IV

Germinal

Tendidos brazos construyen el flujo,

la simetría verde es el follaje,

ojos caminan sobre claro embrujo,

la sed sedienta en tiempo de brebaje.

Atraídos hacia el hogar del brujo,

hombres negros recuerdan su salvaje,

y escondida la voz es un reflujo

mientras crece la raíz del coraje.

Oh agua de cristal y flor salada,

nunca abandones el trono de hiedra,

aunque tu casa siempre esté salvada

y la nostalgia sea razón cansada

de tanta hoja, polvo, arena y piedra

de tanta vida hoy no más callada.

V

Azul, negro…

Trazo nocturno, cuerpo, luz y tinta,

mar azul e iluminada gota

que dibuja voz y flor extinta,

suspiro de aves que en acento flota.

Se eleva un cuervo y cementerio pinta,

sobre hoja, trinchera, cuerpo y bota,

la silenciosa piedra y roja cinta

que de brillante espada amarga brota;

sólo un cuadro distinto a la mirada,

sólo un sueño o pesada lejanía,

sólo esencia ambiciosa de manada

que doblega la mano condenada

a unir penumbra y luz en cercanía

a volcar extraña y fría campanada.

VI

Arte poética

Dulce y fresca vertiente primaveral,

niños, sueños desatados al saltar,

amantes, brazo y piel sonora al cantar

lo que selva esconde en hierro estival;

y comienza el tren y la hoja autumnal,

remolino, tiempo y agrio meditar

de hombres que anhelan eterno dormitar,

en vagones blancos y voz invernal.

Todos somos ardientes emigrantes

esperando otro cielo que amanece,

otro llanto de Ovidio; frío tormento

a la luz de toscos, tristes hablantes

que no divisan amor en amento

que olvidan cómo infancia resplandece.

VII

La esperanza inquieta se disipa

por la pálida luz de la penumbra,

aire dorado, corazón que alumbra

invierno, pozo y cruz que participa.

El tren y su navío se levantan

sobre los hierros grises del espacio,

ansia halada, fresco mundo, topacio

que ilumina rastrojos donde asaltan

negros enfermos, fugaz alegría;

donde tiempo y plomo, alma y conciencia,

donde puerto y viaje, follaje y medida

se tensan y distensan, agua y almería

se impulsan y refrenan, muerte y vida

se cruzan y separan en humana indolencia.

VIII

Extramuros

Paloma y palomo, el aire y el hierro

atenazando el silencio de un muro,

flor, piedra, beso, plomo, puente duro

que amor construye sobre hiedra y fierro.

Tu boca dulce, voz, mi osado hierro,

cuando en patrias distantes el futuro

se rompe y tu, puerto, claro conjuro

ocultas la ausencia de mar y cerro.

Cuánta nostalgia daría, cerrada

distancia, abrazo, alegre cubierta

de palomas cenizas, hoy evocadas;

cuánta halada tristeza, gris, desierta

volcaría hacia las noches cansadas

por la brisa austral de tu cuerpo, abierta.

IX

Nocturno silencio, fulgor, libertad

que la sangre alcanza entre los fríos puentes

forjando navíos, hierro, propios puentes,

paso incierto entre futuro y libertad.

Oh canto de estrellas, ansia brumosa,

donde faros oceánicos renacen

y espina y pez y hiedra hoy renacen

en interno consorcio y voz brumosa;

y dejando sobras de tiempo umbroso,

maravillas nocturnas, asediantes,

la distancia es luz, puerto umbroso,

sueño laminado, ríos asediantes

que cobijan pétreo paso umbroso,

rutas tristes de siempre, asediantes.

X

Naïf

Alados peces, azul, tono de amar

lo innombrable: gota, cuerpo, Levante,

viento que arrastra opalino talante

cimbrando caderas, boca verdemar.

Agitando corrientes el Calamar

se introduce áspero en oro profundo,

asediante, sediento, furibundo

hasta la perla del agua, el mar;

pecho dulce, agrio, que en noche cobija;

ansiado, remoto, canto eterno

de cabellos peinados como hija,

de ardiente boca sobre Dios paterno

que al sonar destruye la mente fija,

marinero amor, paz, cuerpo fraterno.

XI

Las momias

Húmedos labios, árboles secos,

tu saliva fluye cual río sin freno,

desbocada boca, ardiente reno

que en campo yace con heridos flecos.

Mañana, árida piel sobre los frescos

días, frágil cuerpo horadará el terreno

del sueño infantil, como un barreno

lleno de pólvora y cantos resecos.

Será un tropel de ajadas hojas, yerto

para mirar su vuelo de manada,

zafia sonrisa de corteza,

lóbrega sombra de Juana y Alberto,

nosotros, saliva, polvo, certeza

negada por hueso y piedra, por nada.

XII

Simetría

Desde el fondo del pinar frondoso,

pájaros cantan, pájaros cantan,

sonoros plantan, sonoros plantan,

sinfonía, flauta y eco ferroso.

Sol, sombra, hoja, viento ardoroso:

ardillas saltan, ardillas saltan,

torre asaltan, torre asaltan, asaltan,

murmura el sereno amor gozoso.

Manos alzadas, tronco trenzado,

grana esparcida, olor de la menta,

flores nacidas, rumor abrazado,

cuando el tumulto verde representa

ansiado cuadro, ansiado cuadro,

simetría y paz que me alimenta.

XIII

Primavera

Ansia dulce, naranja encendida,

boca abierta, lengua y blanca roca

que muerde sus labios como loca

e imagina la fruta desprendida.

Oh viento ansioso al talle prendido

que a enamoradas flores coloca

esporas, y remece y disloca

la cárcel de pudor aprendido.

Aliento, flor y sed, ácido aroma,

cuando el sol libera fulgor sediento

y la sangre inquieta sólo asoma,

deseo, infierno, redondo viento,

anhelo, cielo, suave y fresca poma,

primavera desnuda, rojo asiento.

XIV

Palpita la noche su rojo abrazo

entre la sangre de fríos perros,

semáforos, fulgor, ansiados fierros,

ciudad sedienta de estelar pedazo.

Mientras la blanca luna teje un lazo,

crece otra soledad, fecundos yerros,

amor que desvanece el tiempo, hierros

fundidos, invierno, eterno brazo

sin cristal ni mágica montaña,

lejos, sin el insípido dorado,

mortuoria luz, falsa y negra alimaña

del futuro y el ascenso atesorado

que corrompe y rompe la mañana

de nuestra voz y amanecer ansiado.

XV

Podrán tus ojos de noche adormecer

navíos, sedientos bajeles humanos,

ínsulas con solitarios insanos

que al beber estrellas sueñan renacer.

Podrá tu cuerpo al agua estremecer,

iluminar cimbrando blancas manos,

prender tejiendo vestidos canos

al cuerpo frío que niega florecer.

Faro encendido, lineal tormenta,

lámpara elevada, gastada esfera,

sueño literario cuando lamenta

lloroso el hombre muerta quimera,

al pie de la tumba aromosa a menta,

al pie auroral de la mar primera.