I
Noche incierta sobre el rincón callado,
enhiesto túnel en la mente,
flor ajada tras negro pasado,
amor, ausencia y luz siguiente;
como lirios viajando en verde vado,
camina herido sobre el puente,
la lluvia roja limpia su estado,
cruz, campana y vuelo serán su fuente.
Vuela invierno y estío de lo humano,
deshazte en mil pedazos en cualquier lugar,
avanza como tiempo ciudadano,
y señala, sin rodeos, el lugar,
tierra, piedra y silencioso arcano,
eterno amor como vino sin lagar.
II
La madera en caballo puede romper
lo que primavera tras fría estación,
llanto de hojas por antigua emoción,
náyades fantásticas que ansían volver.
Fue la desazón del niño al cantar
la distancia entre lira y emoción,
el vacío del viaje a otra estación
donde los cuerpos hierven al saltar;
y cada paso es tiempo y vado,
tono y cuerda, razón y voluntad,
como letras suscritas al pasado,
como estrofa que anuncia tempestad,
al reconocer el polvo borrado,
viento y piedra, poema y libertad.
III
Traum
Humo negro, terraplenes, tormenta,
grito de perros, fondo, filigrana
y la voz del mundo acre sedimenta
sangre, azul y cuerpo de campana.
Estamos vivos en la mar violenta,
dentadura, brazos, besos, mañana,
y de nuestra boca sale menta
savia verde y rigor de la manzana;
sólo un túnel de paz en el momento
bajo el declive incierto de la caza
llamado sueño, noche, firmamento,
arteria iluminada de la casa,
fuera del insípido elemento,
labio, amor y voz como una plaza.
IV
Germinal
Tendidos brazos construyen el flujo,
la simetría verde es el follaje,
ojos caminan sobre claro embrujo,
la sed sedienta en tiempo de brebaje.
Atraídos hacia el hogar del brujo,
hombres negros recuerdan su salvaje,
y escondida la voz es un reflujo
mientras crece la raíz del coraje.
Oh agua de cristal y flor salada,
nunca abandones el trono de hiedra,
aunque tu casa siempre esté salvada
y la nostalgia sea razón cansada
de tanta hoja, polvo, arena y piedra
de tanta vida hoy no más callada.
V
Azul, negro…
Trazo nocturno, cuerpo, luz y tinta,
mar azul e iluminada gota
que dibuja voz y flor extinta,
suspiro de aves que en acento flota.
Se eleva un cuervo y cementerio pinta,
sobre hoja, trinchera, cuerpo y bota,
la silenciosa piedra y roja cinta
que de brillante espada amarga brota;
sólo un cuadro distinto a la mirada,
sólo un sueño o pesada lejanía,
sólo esencia ambiciosa de manada
que doblega la mano condenada
a unir penumbra y luz en cercanía
a volcar extraña y fría campanada.
VI
Arte poética
Dulce y fresca vertiente primaveral,
niños, sueños desatados al saltar,
amantes, brazo y piel sonora al cantar
lo que selva esconde en hierro estival;
y comienza el tren y la hoja autumnal,
remolino, tiempo y agrio meditar
de hombres que anhelan eterno dormitar,
en vagones blancos y voz invernal.
Todos somos ardientes emigrantes
esperando otro cielo que amanece,
otro llanto de Ovidio; frío tormento
a la luz de toscos, tristes hablantes
que no divisan amor en amento
que olvidan cómo infancia resplandece.
VII
La esperanza inquieta se disipa
por la pálida luz de la penumbra,
aire dorado, corazón que alumbra
invierno, pozo y cruz que participa.
El tren y su navío se levantan
sobre los hierros grises del espacio,
ansia halada, fresco mundo, topacio
que ilumina rastrojos donde asaltan
negros enfermos, fugaz alegría;
donde tiempo y plomo, alma y conciencia,
donde puerto y viaje, follaje y medida
se tensan y distensan, agua y almería
se impulsan y refrenan, muerte y vida
se cruzan y separan en humana indolencia.
VIII
Extramuros
Paloma y palomo, el aire y el hierro
atenazando el silencio de un muro,
flor, piedra, beso, plomo, puente duro
que amor construye sobre hiedra y fierro.
Tu boca dulce, voz, mi osado hierro,
cuando en patrias distantes el futuro
se rompe y tu, puerto, claro conjuro
ocultas la ausencia de mar y cerro.
Cuánta nostalgia daría, cerrada
distancia, abrazo, alegre cubierta
de palomas cenizas, hoy evocadas;
cuánta halada tristeza, gris, desierta
volcaría hacia las noches cansadas
por la brisa austral de tu cuerpo, abierta.
IX
Nocturno silencio, fulgor, libertad
que la sangre alcanza entre los fríos puentes
forjando navíos, hierro, propios puentes,
paso incierto entre futuro y libertad.
Oh canto de estrellas, ansia brumosa,
donde faros oceánicos renacen
y espina y pez y hiedra hoy renacen
en interno consorcio y voz brumosa;
y dejando sobras de tiempo umbroso,
maravillas nocturnas, asediantes,
la distancia es luz, puerto umbroso,
sueño laminado, ríos asediantes
que cobijan pétreo paso umbroso,
rutas tristes de siempre, asediantes.
X
Naïf
Alados peces, azul, tono de amar
lo innombrable: gota, cuerpo, Levante,
viento que arrastra opalino talante
cimbrando caderas, boca verdemar.
Agitando corrientes el Calamar
se introduce áspero en oro profundo,
asediante, sediento, furibundo
hasta la perla del agua, el mar;
pecho dulce, agrio, que en noche cobija;
ansiado, remoto, canto eterno
de cabellos peinados como hija,
de ardiente boca sobre Dios paterno
que al sonar destruye la mente fija,
marinero amor, paz, cuerpo fraterno.
XI
Las momias
Húmedos labios, árboles secos,
tu saliva fluye cual río sin freno,
desbocada boca, ardiente reno
que en campo yace con heridos flecos.
Mañana, árida piel sobre los frescos
días, frágil cuerpo horadará el terreno
del sueño infantil, como un barreno
lleno de pólvora y cantos resecos.
Será un tropel de ajadas hojas, yerto
para mirar su vuelo de manada,
zafia sonrisa de corteza,
lóbrega sombra de Juana y Alberto,
nosotros, saliva, polvo, certeza
negada por hueso y piedra, por nada.
XII
Simetría
Desde el fondo del pinar frondoso,
pájaros cantan, pájaros cantan,
sonoros plantan, sonoros plantan,
sinfonía, flauta y eco ferroso.
Sol, sombra, hoja, viento ardoroso:
ardillas saltan, ardillas saltan,
torre asaltan, torre asaltan, asaltan,
murmura el sereno amor gozoso.
Manos alzadas, tronco trenzado,
grana esparcida, olor de la menta,
flores nacidas, rumor abrazado,
cuando el tumulto verde representa
ansiado cuadro, ansiado cuadro,
simetría y paz que me alimenta.
XIII
Primavera
Ansia dulce, naranja encendida,
boca abierta, lengua y blanca roca
que muerde sus labios como loca
e imagina la fruta desprendida.
Oh viento ansioso al talle prendido
que a enamoradas flores coloca
esporas, y remece y disloca
la cárcel de pudor aprendido.
Aliento, flor y sed, ácido aroma,
cuando el sol libera fulgor sediento
y la sangre inquieta sólo asoma,
deseo, infierno, redondo viento,
anhelo, cielo, suave y fresca poma,
primavera desnuda, rojo asiento.
XIV
Palpita la noche su rojo abrazo
entre la sangre de fríos perros,
semáforos, fulgor, ansiados fierros,
ciudad sedienta de estelar pedazo.
Mientras la blanca luna teje un lazo,
crece otra soledad, fecundos yerros,
amor que desvanece el tiempo, hierros
fundidos, invierno, eterno brazo
sin cristal ni mágica montaña,
lejos, sin el insípido dorado,
mortuoria luz, falsa y negra alimaña
del futuro y el ascenso atesorado
que corrompe y rompe la mañana
de nuestra voz y amanecer ansiado.
XV
Podrán tus ojos de noche adormecer
navíos, sedientos bajeles humanos,
ínsulas con solitarios insanos
que al beber estrellas sueñan renacer.
Podrá tu cuerpo al agua estremecer,
iluminar cimbrando blancas manos,
prender tejiendo vestidos canos
al cuerpo frío que niega florecer.
Faro encendido, lineal tormenta,
lámpara elevada, gastada esfera,
sueño literario cuando lamenta
lloroso el hombre muerta quimera,
al pie de la tumba aromosa a menta,
al pie auroral de la mar primera.